Como director de una academia de inglés llevo años escuchando la misma petición: “¿Puede mi hijo estar en la misma clase que su amigo?” A primera vista parece lógico: si son amigos fuera, ¿por qué no compartir también el aprendizaje? La amistad puede dar seguridad y motivación. En ciertas ocasiones funciona así, es verdad. Sin embargo, lo que observo en la práctica, y por lo general, es que cuando los niveles no son iguales, esa misma amistad puede convertirse en un desafío.
Los niños no llegan al aula con una única identidad, sino con muchas. Son jugadores de fútbol, compañeros de colegio, primos, vecinos… y en cada contexto se comportan de manera diferente. El campo de fútbol no es lo mismo que el aula de inglés, y aun así esas identidades se entremezclan. Cuando dos niños se hicieron amigos porque empezaron juntos en un mismo equipo, con el mismo nivel y los mismos retos, la relación se construyó sobre la igualdad. Pero en una clase de idiomas, donde uno avanza más rápido o ya tiene más base, esa igualdad se rompe. Y entonces aparecen las comparaciones, las bromas privadas, incluso a veces la tentación de bajar el ritmo para no desentonar con el amigo.
Esto no significa que la amistad sea un obstáculo, ni mucho menos. Significa que en el aprendizaje de un idioma lo que más ayuda es estar rodeado de compañeros que comparten un nivel parecido, con retos similares, en un contexto donde cada alumno pueda crecer con confianza. Es ahí donde los niños encuentran su voz, sin sentir que corren demasiado deprisa ni demasiado despacio.
Por eso, aunque la idea de compartir clase con un amigo suene natural, muchas veces lo más beneficioso es que cada niño tenga su propio grupo, el que realmente le corresponde por nivel. Al final, esa separación parcial no debilita la amistad: les permite disfrutarla fuera del aula, mientras dentro cada uno avanza a su propio ritmo. Y en mi experiencia, cuando los niños se sienten seguros en su grupo de nivel, florecen mucho más rápido y disfrutan de verdad el inglés. Además, en sus nuevos grupos hacen nuevos amigos, en clases pensadas para ser justas y equilibradas. En Next Stop English queremos permitir que los niños amplíen su red de amistades y, al mismo tiempo, preservar esas hermosas amistades que se han formado a lo largo de los años en otros contextos, a través de las distintas y complejas identidades que los niños van construyendo de manera orgánica durante toda la vida.